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Por una Justicia menos injusta

“No podemos vivir eternamente rodeados de muertos y de muerte. Y si todavía quedan prejuicios hay que destruirlos. ‘El deber’ y digo bien EL DEBER del escritor, del poeta no es ir a encerrarse cobardemente en un texto , un libro, una revista de los que ya nunca más saldrá, sino al contrario salir afuera para sacudir, atacar a la conciencia pública. Si no ¿para qué sirve? ¿y para qué nació?”

Prólogo a Carta a los Poderes. Antonin Artaud

Antoine Marie Joseph Artaud, fue un poeta, dramaturgo y escritor que formó parte del movimiento surrealista francés. Más conocido por el diminutivo Antonin, Artaud nació el 4 de septiembre de 1896 en Marsella, en Francia, y murió el 4 de marzo de 1948 en París. El poeta, ensayista y crítico de arte argentino, Aldo Pellegrini, en el prólogo a otra obra imprescindible de Artaud, Van Gogh el suicidado por la sociedad, afirma que “la obra de Artaud es inclasificable”. También dice: “La obra de Artaud, por encima de toda otra apreciación, debe considerarse inspiradora de una nueva conciencia de la rebelión, afirmada en los valores más hondos del hombre, en oposición a una sociedad esencialmente antihumana”.

En Carta a los Poderes, la Carta a los Directores de Asilos de locos cuestiona profundamente el tratamiento que la psiquiatría de aquella época daba a los considerados “locos”. “Señores. Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el espíritu. Esta jurisdicción soberana y terrible, ustedes la ejercen con su entendimiento. No nos hagan reír. La credulidad de los pueblos civilizados, de los especialistas, de los gobernantes, reviste a la psiquiatría de inexplicables luces sobrenaturales” y va más a fondo: “La profesión que ustedes ejercen está juzgada de antemano”.

Aquella mirada revulsiva, con inequívocas y seguro involuntarias resonancias jurídica, sobre el tratamiento que el poder, durante el siglo XIX y XX, disponía sobre los “a-normales”, puede ser un disparador para analizar el actual estado de situación respecto del que, en el primer cuarto del siglo XXI el poder dispone sobre los denominados “delincuentes” o “antisociales”. También, para comenzar a poner en debate el rol de los funcionarios judiciales. Especialmente de quienes tienen la responsabilidad de “administrar justicia”.

Volvamos a Artaud y su carta. Allí pregunta “¿cuántas nobles tentativas se han hecho para acercarse al mundo mental en el que viven todos aquellos que ustedes han encerrado? Cuántos de ustedes, por ejemplo, consideran que el sueño precoz o las imágenes que lo acosan, son algo más que una ensalada de palabra”. Aquí ¿vale preguntarse si quienes tienen la responsabilidad de administrar justicia se preguntan sobre los contextos en que un ciudadano “decide” transgredir las normas y “ganarse” un conflicto penal que, en la mayoría de los casos se cierra privándolo de la libertad en cárceles inhumanas? Tal vez, de preguntárselo, muchos de aquellos “conflictos” tendrían otra resolución. Y el sistema de Justicia sería más justo. O menos injusto. Tal vez para el lado de las mayorías que sólo cuentan con la Política para ganarse un lugar en “una sociedad esencialmente antihumana”.

El sistema de Justicia está en crisis. La sociedad no cree en la justicia de sus fallos. Una frase que recorre muchos de los casos abona aquella presunción. La manifiestan las víctimas de un delito. Dicen descreer de la Justicia de los hombres y creer en una Justicia divina. Es necesario precisar que las leyes son responsabilidad de los legisladores. A ellos también interpela la Carta. A juzgar por los resultados, la mirada de senadores y diputados sobre el “delito” no aportó a construir un sistema de Justicia más justo. Al contrario, profundizó el claro sentido clasista que tienen las leyes que pretenden ordenar las conductas de hombres y mujeres. Aquí también se impone otra presunción; que los legisladores tienen asesores que son abogados. Letrados formados en universidades que, como otras instituciones educativas, reproducen paradigmas construidos desde el poder.

Artaud finaliza su carta con una mirada escéptica. “Esperamos que mañana por la mañana, a la hora de la visita médica, recuerden esto, cuando traten de conversar sin léxico con esos hombres sobre los cuales –reconózcanlo- sólo tienen la superioridad que da la fuerza”.

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